Episodio 4º – Las aguas potables de Alpera, 1875
Según consta en las Actas de los Plenos del Ayuntamiento de Alpera de fechas 28 de Julio de 1872 y 7 de Septiembre del mismo año “ a distancia de una hora de este pueblo existe un manantial de muy buenas aguas en sitio denominado El Saltador, de caudal bastante para el abastecimiento de este vecindario, y de cuyas aguas pudiera surtirse el pueblo haciéndose para su traída las obras necesarias”. Para el estudio de dicha obra se tenían presupuestadas ese año la cantidad de mil pesetas. En el presupuesto.
A esta propuesta del Sr. Alcalde, la Corporación Municipal dio su aprobación por unanimidad, a pesar de la mala situación provocada por el pedrisco y posterior inundación del 16 de julio pasado. Se consideraba que por higiene era necesario realizar el esfuerzo económico, dando al mismo tiempo trabajo a los jornaleros alperinos, asimismo se acordó el nombramiento del ingeniero para realización del proyecto de traída de aguas potables al pueblo de Alpera, desde el nacimiento denominado El Saltador.
Para conseguir el dinero suficiente para la realización de las obras el Ayuntamiento pidió la autorización de la Diputación Provincial y del Gobierno Civil, para poder transformar en pesetas, las cantidades que constaban en el Banco de España en títulos convertibles. Gracias a esa operación el Ayuntamiento podía contar con la cantidad de 29.763,30 de pesetas (unos 180€)
El 30 de Julio de 1872 el Sr. Gobernador Civil contesta por comunicación oficial a la Alcaldía, que “teniendo a la vista los planos, programas, memorias y presupuestos, firmados por Don Bernardo Pelayo y Don Agustín Luis de Solís, ayudantes de Ingenieros, y visados por el Ingeniero Don Martín Requena, aprobando los mismos”. Gracias a ello ya se podían efectuar las obras necesarias. El ayuntamiento acordó llevarlos a efecto, exponiendo los mismos al público.
Hay que esperar hasta el 11 de Agosto del año siguiente para el comienzo oficial de las obras, pero mientras tanto se sucedieron algunos pasos importantes. En Mayo de 1873, se acuerda anunciar la subasta de las obras, quedando fijada para el día 29 de Mayo de 1873, a las once de la mañana, “ que la subasta dure desde las once de dicho día hasta dada la primera campanada de las doce”, anunciándose por bando por bando para conocimiento del público. Según el pliego de condiciones las obras tendrían una duración de dieciocho meses, y el presupuesto total de las obras ascendía a la cantidad de 35.196.51 pesetas, de las cuales 30.186,46 ya obraban den poder del Ayuntamiento, gracias a la operación por la que se transformaron los títulos en dinero. La diferencia de cinco mil pesetas se acordó que se pagaría del presupuesto ordinario “como gasto obligatorio más preferente”
El pago de las obras se haría en cuatro plazos; el 1º al comienzo de las mismas, el 2º al construirse los sifones, el 3º a la recepción provisional de las obra y el 4º y último a la recepción definitiva de la obra.
·En la misma sesión se nombró la Junta de Aguas “ para el buen aprovechamiento y dirección de las aguas potables de este término se está en el caso de nimbar una nueva Junta de personas probas e inteligentes para que hagan cumplir cual corresponde y sin miramientos personales, el buen aprovechamiento y dirección de aquellos”
Llegamos al 4 de Junio de 1873, ese día hubo una sesión extraordinaria en la cual se lee textualmente “por el Sr. Presidente se manifestó que con fecha veintinueve del mes de mayo último, se remitió a la Excma. Diputación Provincial el expediente de subasta para el alumbramiento, conducción y distribución de las aguas potables de esta villa adjudicada a favor de D. José Escovedo, vecino de Alicante en la cantidad de treinta y dos mil pesetas”
Como la Diputación había contestado afirmativamente quedó aprobada la subasta en los términos ya expuestos y acuerdan que se le haga saber para firmar el oportuno contrato a D. José Escovedo por haber sido el postor que más barato se ha comprometido a efectuar las indicadas obras.
El 8 de Junio se nombra al perito facultativo encargado de la revisión y recepción de las obras, que recayó en el autor del proyecto.
El 11 de Agosto se procede a la inauguración oficial de las obras de canalización de las aguas potables a la población de Alpera. Según el acta realizada al efecto acudió mucha gente y comenta que “el ambiente que reinaba en este acto era del mayor júbilo, entusiasmo y fraternidad”.
Dentro de todos los actos programados al efecto nos cuentan que nuestros antepasados dieron cuenta de “un animado y abundante almuerzo entre la viva y alegría satisfacción”. Posteriormente según la mencionada acta , los presentes se retiraron “ todos unidos a la población a las cuantas horas de terminado el acto”
En el trayecto de vuelta “ convinimos que este documento se archivara después de autorizado y firmado por los que sepan hacerlo en Archivo Municipal para perpetuar en lo posible y sirva de honra y juez a los incitadores de tan noble pensamiento” Bien pues el Acta está firmada por veintiocho personas, tanto del Ayuntamiento como vecinos.
A 30 de Diciembre de 1873 se procede al pago del plazo correspondiente en cantidad de 49.206 reales.
Según el proyecto también se tenían que construir cuatro fuentes públicas de agua potable. Según el acuerdo del Ayuntamiento de 13 de Junio de 1874 se ubicarían en los siguientes sitios “una de ellas en la Plaza de O’Donell ( actual Plaza del Mercado) , otra en la esquina de Antonio Cuenca Martinez (?), otra en la calle de las Heras, esquina de Pedro Ruano Aldomar y la cuatro en la calle de San Roque esquina a Mateo Tortosa Megías”
En Junio de 1875 comparece la comisión nombrada por el Ayuntamiento para “hacer visita e inspección ocular a las obras de la conducción de aguas potables” . En el posterior informe los comisionados encontraron fallos en la conducción “que han visto las fuentes y la Monumental o de la Plaza de la Constitución (actual Plaza del Ayuntamiento) , suele caer el agua desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde; la de la Plaza la Iglesia cae algunas horas e muy poca cantidad y no todos los días; la fuente de la calle de las Heras en quince días sólo cayó el agua en dos días y cortos ratos; y la fuente de la calle Nueva no cae el agua”. Por lo que vemos en este informe había problemas en la obra y también alguna fuente más de las anteriormente previstas, como la de la Plaza del Ayuntamiento y la de la Calle Nueva.
En el mismo informe la Comisión hace constar que la conducción pierde agua por varios sitios.
Después de varios meses sin noticias del asunto que nos ocupa en la sesión del 30 de Julio de 1876 se comunica que se han recibido desde hace algún tiempo las obras de conducción de agua potable provisionalmente “resultando un gran sobrante después de dichos usos. El vecindario en general estaba satisfecho con las cuatro fuentes y tres de la vecindad y la monumental, establecidas en los puntos designados en el proyecto, sin perjuicio de establecer dos, tres o cuatro fuentes más, cuando lo creyeran conveniente”
Como de todas maneras había sobrante el Ayuntamiento para aprovechar el agua pensó en autorizar la construcción de fuentes particulares a los vecinos que lo solicitaran, lo que hoy llamaríamos toma de agua.
El caudal diario de agua era de 345.000 litros, unos cuatro litros por segundo. Se estimaba el consumo diario por persona en 25 litros, por lo cual aún suponiendo que la población pasara de los 2.815 habitantes a 4.000, aún sobrarían aproximadamente unos 245.000 litros por día.
El 3 de septiembre de 1876 el Ayuntamiento decide inscribir en el Registro de la Propiedad correspondiente el nacimiento del Saltador , haciendo constar en la misma que consta de “dos( nacimientos) a la vista y otros subterráneos en el pico y orilla de la Rambla, Partida de la Rambla del Sej, sitio denominado el Saltador, cuyo nombre tiene todos los manantiales que nacen en una extensión de veintiocho metros de longitud con cuarenta de latitud y se introducen después de contenidos por un muro escondido en el lecho de la rambla, en la mina o acueducto construido al efecto”
Por fin, el día 9 de Marzo de 1877 se reciben oficialmente y definitivamente las obras con un retraso de más de dos años.
Las fuentes particulares fueron tratadas por el Ayuntamiento en la sesión de día 30 de Julio de 1876, en ella se procedió a redactar y aprobar las normas que se debían cumplir para poder disfrutar e una de ellas en las casas. En una de ellas se establecía que había que solicitarla al Ayuntamiento por escrito y éste por mayoría acordaría si se podía hacer o no dicha fuente particular. Asimismo el Ayuntamiento acordaría el número de fuentes particulares que se podían instalar para perjudicar el abastecimiento del resto de la población.
Se establecían dos clases de fuentes, precario, o de naturaleza revocable y a título permanente.
Los vecinos que solicitaren una fuente particular deberán expresar la ” cantidad de agua que han de derivar de la cañería, el punto donde han de establecer el surtidor o fuente, los usos a que piensan destinarlo, el tiempo de aprovechamiento, y si ha de ser cerrada o de botón, utilizarla sólo en los servicios propios y naturales de la casa o si la desean abierta continuamente recogiéndola en balsa para utilizarla en riego o en otros usos semejantes o de industria”
Si no hubiere agua suficiente en el pueblo por causa de sequía u otra causa “las fuentes abierta continuamente queden cerradas desde la salid hasta puesto el Sol, no permitiéndose en dichas horas más que la toma de agua para los usos necesarios de la vida”
Según el punto donde se hiciera el enganche a la red general del pueblo, el coste sería distinto: así los que tomaran el agua de la fuente monumental de la Plaza de la Constitución deberían pagar más.
En el mismo acuerdo se “prohíbe el enturbiar o adulterar ni alterar las aguas en los nacimientos, cañerías y fuentes públicas o abrevaderos establecidos o que se establezcan, quedando en absoluto prohibido el lavar o fregar en los mismos, ropas, cántaros, ni otros objetos que las alteren ni enturbien, bajo la multa de una a quince pesetas”
También se decía en dicho acuerdo que “ establecidos que sean los abrevaderos se prohíbe abrevar caballerías ni ganados en los receptáculos de las fuentes públicas bajo la pena de una a cinco pesetas”
Por fin el 27 de Agosto de 1876 una casa de Alpera tuvo agua potable, ya que así consta en el acta fechada ese día.
Rafael Jara Pozuelo